viernes, 2 de septiembre de 2011

Cuando la vena de poetisa te posee...


surgen renglones torcidos, imperfectos e improvisados, que en la mayoría de las ocasiones se fundamentan en la melancolía o en las vanas impresiones de una chica de 19 años.

Dulce niñez

Dulces años de inocencia

en los que todo impresiona,

en los que todo da miedo.

Reticentes modelos a seguir

que empujan en la carrera

del incesante deseo de ser mayor.

Sagrados ídolos y héroes

fabricados en televisión,

límites invisibles de lo correcto.

Juguetes rotos y pasados de moda,

acertada metáfora de los sueños

que rigen una mente aún infantil.

Burlas y risas de pequeños seres,

compañeros de pala y escuela

que abren ya la brecha del sufrimiento.

Precocidad y desenfreno,

ganas de todo y de nada.



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